En la región del caribe colombiano, el nombre de MACONDO pasó con el tiempo a designar a un tipo de árbol de madera muy apreciada en la región y que fue sometido a sobreexplotación, habiéndosele confinado en la Sierra Nevada de Santa Marta para comienzos del siglo XX.
En un programa de radio escuché a una colombiana decir que en las copas de los árboles Macondos se queda el alma de los brujos y, que para conseguir la energía que allí queda, hay que abrazar su tronco aunque este sea tremendamente gordo e inmensamente altos.
‘………… porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad en la tierra’
Gabriel García Marquez acaba así su imaginario Macondo, quedando para siempre en las estanterías y bibliotecas donde se guardan lugares, sueños, imagenes, músicas literarias.
Pero hay gente que se pregunta ¿cuántos Macondos reales hay en Latinoamérica?.
Y esto es lo que se responden:
"Macondo no deja de ser la diáfana representación de la América profunda, de lugares que se mantiene aislados durante siglos y que los modernos avances y pensamientos no logran penetrar"
Pero hay gente que se pregunta ¿cuántos Macondos reales hay en Latinoamérica?.
Y esto es lo que se responden:
"Macondo no deja de ser la diáfana representación de la América profunda, de lugares que se mantiene aislados durante siglos y que los modernos avances y pensamientos no logran penetrar"